"La Maestría en Desarrollo Humano es referencia internacional"
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"La Maestría en Desarrollo Humano es referencia internacional"
Este posgrado está de manteles largos por su 40 aniversario; para celebrar contará con la presencia de Virginia Moreira, investigadora de Pontificia Universidad Católica de São Paulo.
Por Magis
En 1976, el ITESO echó a andar su primer programa de posgrado: la Maestría en Desarrollo Humano.
Desde entonces, este posgrado se ha mantenido en un proceso de actualización "con la finalidad de abrirse a otros campos de aplicación profesional y de esta manera aportar a la sociedad mecanismos de cambio y transformación hacia el bienestar común", explica Lorena Zaldívar, coordinadora de la maestría.
Este año, la maestría está de manteles largos por su cuadragésimo aniversario. Para festejar, se contará con la presencia de Virginia Moreira, quien a decir de Zaldívar, "contextualiza la teoría del enfoque centrado en la persona con una visión crítica. Una de sus principales aportaciones es la incorporación de la fenomenología como método para el estudio del ser humano".
Doctora en Psicología Clínica por la Pontificia Universidad Católica de São Paulo, en Brasil, y con un doctorado en Antropología Médica por la Universidad de Harvard, Moreira señala que la Maestría en Desarrollo Humano "es una referencia internacional como programa de posgrado en psicología humanista. A lo largo de estos 40 años he acompañado el trabajo competente de los colegas, que han formado profesionales de calidad".
Uno de los autores fundamentales en la maestría es Carl Rogers. ¿Qué sentido tiene su propuesta en la actualidad?
Sin duda, se mantiene como un enfoque importante en la psicología humanista contemporánea. La tradición de este enfoque en México es antigua y reconocida en el medio profesional y académico. Invita a reconocer e impulsar el potencial creativo de los seres humanos, así como la importancia de las interacciones humanas en la vida cotidiana.
¿En qué consiste la propuesta que usted ha venido desarrollando?
Así como los colegas mexicanos, mi trabajo parte del pensamiento de Carl Rogers. Mi formación original ha sido en el enfoque centrado en la persona, con John Keith Wood, quien ha sido colega de Rogers, en La Jolla, y Rachel Rosemberg, de Brasil.
Además, en mis años como estudiante he tenido la oportunidad de participar en workshops con Maureen Miller O'Hara y Maria Bowen, también parte del equipo de Carl Rogers. Estos workshops han sido fundamentales para mi formación profesional.
Desde mis periodos de maestría y doctorado realizo un trabajo teórico y empírico acerca del pensamiento de Carl Rogers, en el sentido de una crítica al pensamiento antropocéntrico, característico de la sociedad occidental.
Rogers tiene un enfoque dualista y se concentra en la experiencia interior de la persona. Mi trabajo es una contribución epistemológica al campo de la clínica humanista, que busca la superación de la dicotomía sujeto-objeto, interior-exterior, individual-social, consciente-inconsciente. Como psicoterapeuta, mi foco de atención no es la interioridad de mi paciente, sino él como ser humano mundano.
El término mundano refiere al pensamiento del filósofo Maurice Merleau-Ponty. Comprender a mi paciente y a mí misma como ser humano mundano significa trabajar el lebenswelt, el mundo vivido, que es el mundo prerreflexivo, es decir, el mundo antes de ser pensado o representado.
La experiencia del lebenswelt ocurre en la intersección de lo singular con lo universal. Cuando estoy con mi paciente lo escucho a él, a mí misma y al mundo. La experiencia vivida no se da dentro de la persona, sino en la intersección hombre y mundo.
Por ejemplo, si un paciente me dice que tiene depresión, no entiendo esta experiencia como algo dentro de él, sino en el mundo actual. Pasa que, con frecuencia, personas que piensan que padecen depresión tal vez sólo estén tristes. En la actualidad es más común que alguien diga que está deprimido a que exprese que se siente triste.
¿Qué la impulsó a crear esta propuesta?
Lo que me impulsó a desarrollar esta propuesta, todavía en proceso, porque sigo construyendo este trabajo, ha sido el deseo de hacer una labor eficiente como psicoterapeuta, ayudar a personas que sufren, sobre todo a aquellas que están enfermas o presentan cuadros psicopatológicos más graves.
Carl Rogers lo ha hecho. Otros colegas y yo en distintos países lo seguimos. En Brasil desarrollo hace muchos años investigaciones en torno de este tema.
En los últimos diez años en el Laboratorio de Psicopatología y Clínica Humanista Fenomenológica (Apheto, su acrónimo en portugués) en el Programa de Doctorado y Maestría en Psicología en la Universidad de Fortaleza, Brasil, que coordino con los profesores Georges Boris y Anna Karynne Melo, profundizamos los estudios en psicopatología fenomenológica, con foco en los escritos de Arthur Tatossian, desarrollando lo que llamamos una "clínica del lebenswelt".
Estas investigaciones tienen una contribución relevante en mi experiencia como psicoterapeuta en el consultorio: sin dejar la base humanista heredada de Carl Rogers, utilizo los conocimientos de la psicopatología fenomenológica, en una clínica humanista fenomenológica.
¿Qué retos actuales vislumbra para Desarrollo Humano y sus egresados?
Pienso que los egresados de Desarrollo Humano pueden hacer un aporte importante para la comunidad profesional y académica mexicana e internacional, ocupando espacios de trabajo de forma competente y humana. Creo que les ayudaría mucho integrar esta visión del ser humano como "ser encarnado mundano" que nos ha propuesto Merleau-Ponty.
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